La Policía Nacional ha detenido en Elche (Alicante) a una mujer de 52 años acusada de vender temporadas completas de telenovelas pirateadas a través de una plataforma de compraventa de segunda mano. Según la información difundida, el “catálogo” se ofrecía por entre 5 y 7 euros por temporada (más gastos de envío) y se distribuía en DVD enviados por correo.

La investigación, impulsada tras una denuncia de EGEDA, terminó con la intervención de unos 1.300 DVD falsificados, además de un ordenador y siete discos duros usados para almacenar los contenidos y grabarlos antes de la venta. La detenida quedó en libertad con cargos y la causa se investiga como un presunto delito contra la propiedad intelectual.

Lo relevante no es el DVD: es la plataforma (y el rastro digital)

A primera vista, el caso suena a “piratería de otra época”: DVDs grabados, temporadas enteras, envíos postales. Pero el ingrediente actual es otro: la distribución se apoya en plataformas digitales que actúan como escaparate, con anuncios, mensajes, historiales de conversación y, muchas veces, trazas de pagos o envíos.

Y eso cambia todo: frente a la piratería “difusa” de enlaces y webs que aparecen y desaparecen, aquí hay algo muy concreto para investigar: un perfil, un anuncio, un método de entrega y un flujo de ventas repetible.

La paradoja: en internet es más fácil demostrarlo

En términos prácticos, vender piratería por canales digitales suele ser más sencillo de perseguir que otros fenómenos “a pie de calle”, porque:

• hay pruebas documentales (capturas, anuncios, conversaciones),
• existe una transacción verificable (aunque sea contra reembolso o con envío),
• y se puede hacer una compra controlada para cerrar el círculo.

De hecho, en este caso, la detención se produjo tras un contacto directo para realizar una compra, según el relato disponible.

Tecnología y “normalización”: el riesgo de pensar que “si está publicado, será legal”

Este tipo de historias también reflejan un sesgo típico del usuario digital: si algo se vende “a la vista de todos” en una plataforma conocida, mucha gente asume que es legal o tolerado. Pero no funciona así.

La tecnología IPTV, el streaming, el compartir archivos o la reventa de contenido grabado son cosas distintas. El matiz clave es siempre el mismo: si es una obra protegida y se distribuye sin autorización, el hecho de que esté “bien empaquetado” en una plataforma no lo convierte en legítimo.

Un fenómeno muy 2025: microcomercio “gris” impulsado por comunidades

También encaja con algo que se ve a diario en redes: el microcomercio de productos “gris” (copias, accesos, listas, cuentas compartidas, etc.) que se mueve por:

• plataformas de segunda mano,
• grupos,
• mensajes directos,
• y recomendaciones boca a boca.

No hace falta una web pirata enorme. Basta con un canal estable de pedidos y un público fiel. Y en contenidos como las telenovelas (con audiencias muy constantes), ese “mercado” puede sostenerse durante meses… hasta que salta la denuncia o la plataforma detecta patrones.

Moraleja para usuarios: lo barato en plataformas no siempre sale “barato”

Para el comprador, esto suele verse como un “apaño” económico. Pero conviene tener claro que, si compras copias no autorizadas, estás participando (aunque sea como consumidor final) en una cadena que existe precisamente porque alguien reproduce y distribuye contenido protegido.

Y para quien vende, la diferencia entre “intercambio” y “negocio” es la que suele marcar el salto: volumen, repetición, catálogo, precios y logística.

Lo que deja este caso: las plataformas son el nuevo escaparate… y el nuevo riesgo

La conclusión es sencilla: la piratería ya no es solo torrents o webs. También puede ser “low-tech” (DVDs) pero high-tech en distribución, gracias a plataformas generalistas y a la facilidad de llegar a miles de personas sin montar ninguna infraestructura.

En 2025, la tecnología no solo hace más fácil vender: también hace más fácil que te pillen.

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Preguntas frecuentes

¿Es ilegal vender temporadas en DVD si yo “solo las grabo para otros”?
Si son copias no autorizadas de obras protegidas y hay venta/distribución, el riesgo legal es alto.

¿Por qué este tipo de ventas en plataformas se detectan con facilidad?
Porque dejan rastro: anuncios, conversaciones, envíos y patrones repetidos que se pueden documentar.

¿Una plataforma como Milanuncios es responsable si alguien vende piratería?
Normalmente la responsabilidad principal es del vendedor, pero las plataformas pueden retirar anuncios y colaborar si hay denuncias o requerimientos.

¿Comprar copias piratas también puede traer problemas al usuario?
El foco suele estar en quien distribuye, pero comprar piratería alimenta el circuito y puede implicarte si una investigación necesita identificar destinatarios o patrones de envío.

vía: Noticias Madrid