Una reflexión viral en redes plantea un inquietante escenario: ¿qué pasaría si la humanidad olvidara cómo diseñar y fabricar CPUs?


¿Qué ocurriría si, de un día para otro, la humanidad perdiera la capacidad de fabricar nuevos procesadores? Esta es la pregunta que se plantea el usuario de Twitter @lauriewired, en un popular hilo publicado recientemente que ha generado gran interés entre ingenieros, tecnólogos y curiosos de la historia de la computación.

Bajo el título especulativo de “Zero Tape-out Day” (Z-Day), el hilo describe con asombroso detalle cómo sería un mundo sin nuevas producciones de silicio, una suerte de distopía digital donde los chips actuales serían lo último que tendríamos para sobrevivir.


Año 1 tras el Z-Day: El principio del fin

Apenas un año después del hipotético Z-Day —el momento en que deja de fabricarse cualquier diseño nuevo de chips—, los proveedores de la nube congelan su capacidad de cómputo, ante la imposibilidad de reponer sus infraestructuras. Los precios se disparan, y comienza una carrera por conservar lo que queda.

Los consumidores más experimentados recurren al undervolting (reducir el voltaje del procesador) y a sistemas de refrigeración extrema para alargar la vida útil de sus CPUs. Todo para esquivar la implacable ecuación de Black, que predice la degradación acelerada del silicio cuanto más pequeño es el nodo de fabricación.


Año 3: Oro de silicio

En este escenario, el mercado negro de procesadores florece. Un Xeon de gama alta vale más que el oro. Gobiernos de todo el mundo priorizan sus recursos para mantener online infraestructuras críticas como finanzas, telecomunicaciones y defensa. Los centros de datos, sin otra salida, comienzan a canibalizar hardware, desmontando componentes antiguos para mantener operativas las máquinas más vitales.


Año 7: Caída del cómputo portátil

Los smartphones comienzan a fallar masivamente por fatiga de soldadura y degradación térmica. Las redes de telecomunicaciones experimentan un lento deterioro, sin recambios para routers, switches o sistemas de respaldo. Los coches antiguos —con electrónica más sencilla— se convierten en objetos codiciados. La población regresa a tecnologías más rudimentarias por pura necesidad.


Año 15: Adiós al internet global

El internet como tejido único deja de existir. Sobreviven solo redes locales, enlaces satelitales privados o sistemas punto a punto entre instituciones privilegiadas. Se populariza el “sneakernet”, es decir, transportar físicamente datos en discos SSD entre ubicaciones.

Los usuarios comunes, si aún conservan un ordenador personal, adoptan distribuciones que arrancan directamente en RAM para evitar escrituras que degraden el almacenamiento. Los discos duros tradicionales (HDD) están prácticamente todos muertos.


Año 30: Una nueva era de silicio fósil

Tres décadas después del Z-Day, la computación ha sufrido una regresión profunda. Solo sobreviven ordenadores de los años 70, 80 y principios de los 90. La razón: sus chips, fabricados en nodos grandes, resisten mucho mejor el desgaste por electromigración.

Viejos Motorola 68000, Commodore 64, Macintosh SE o incluso Game Boys se convierten en herramientas clave. Algunas élites operan con equipos como el iMac G3, convertido en símbolo de estatus.

La computación moderna se parece más a la informática naciente del siglo XX que a la del XXI. La nube ha desaparecido, las apps también. Solo quedan unos pocos restos de una civilización digital que lo confió todo al silicio… y olvidó cómo hacerlo.


¿Un futuro imposible o una advertencia velada?

Aunque el hilo de @lauriewired es completamente ficticio, se basa en fenómenos reales como la electromigración, la obsolescencia de componentes y la dependencia total que la sociedad ha desarrollado respecto a la computación moderna. También plantea una crítica implícita a la falta de resiliencia tecnológica, especialmente ante un colapso de las cadenas globales de fabricación.

Una historia imaginaria que se siente —para muchos— incómodamente plausible.


“Z-Day” aún no ha llegado. Pero tras leer este hilo, muchos mirarán su CPU con otros ojos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Lo último