Usando la red a diario uno descubre cosas nuevas. Esto es una realidad. Pero la verdad es que ayer me quedé a cuadros cuando en lugar de llevarme una noticia de Google a The Huffington Post, me llevo a un extraño El Huffington Post. Sí, si, con el «El» en español. Extrañada de la historia me puse a investigar un poco y descubrí que el diario El País compró los derechos de explotación de marca para buscar el mismo éxito que ha tenido entre los que lo siguen en idioma inglés.
Sin embargo, aunque no niego que la idea The Huffington Post fue muy buena para quien le sacó su mayor rendimiento, que recordemos muy ética no es ya que a sus redactores en el mejor de los casos no se les pagaba un duro, ya que la ide es que tuvieran únicamente visibilidad mediante el medio, cuando luego se vendió por una cifra con muchos ceros, la aplicación en España desde el inicio me parece errónea.
Y aunque el nombre de The Huffington Post pueda tener en si mismo una buena política de entrada, la verdad es que el éxito de la idea fue la calidad de sus artículos, que estaban pensados para el mundo online y que se alejaban de los clásicos estándares de los periódicos.
Y aunque solo he echado un vistazo a la nueva página que ahora es parte de uno de los proyectos online de El País, no me he encontrado con nada de esto. Las informaciones son más de lo mismo de lo que tenemos en la versión impresa y en los distintos blogs que El País tiene asociados en la página principal de su periódico. Los redactores escriben aún como si fuera a salir la noticia en papel, y por el momento no veo ningún gran trabajo en el posicionamiento de los contenidos ni tampoco en el uso de palabras claves o negritas como se hace en internet. Vamos que con copiar el nombre no basta para hacer un The Huffington Post en español.