La industria financiera está atravesando una importante transformación impulsada por la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML), cambios que se reflejan tanto en la adopción de nuevas herramientas tecnológicas como en la manera en que los consumidores experimentan y manejan los servicios financieros.
Un ejemplo ilustrativo de esta evolución es el caso de John, un joven de 30 años que, como muchos otros, utiliza su teléfono inteligente para gestionar sus finanzas. Un día, recibe una alerta notificándole el vencimiento de su factura de servicios por $50. Posteriormente, otra notificación le informa sobre el aumento del 1% en su patrimonio neto debido a acciones de Apple. Más tarde, su dispositivo le advierte sobre un exceso de saldo en su cuenta de ahorros y le sugiere una inversión prometedora para incrementar sus ganancias. Estos ejemplos de notificaciones inteligentes muestran cómo la tecnología se ha integrado profundamente en la gestión financiera diaria.
El impacto de IA y ML no se limita a los especialistas del sector, sino que repercute en la vida cotidiana de los usuarios, brindando oportunidades para optimizar la administración de finanzas personales. En el contexto de esta digitalización, diversas empresas están adoptando tecnologías emergentes para mejorar la experiencia del consumidor, incluyendo el Internet de las Cosas (IoT), la robótica, y la realidad aumentada y virtual (AR/VR), además de servicios en la nube.
Antes de 2020, el trabajo remoto era poco frecuente, pero la pandemia de COVID-19 provocó una transición masiva hacia el entorno digital, fortaleciendo la infraestructura tecnológica sin precedentes. Esta situación ha subrayado el papel crucial de la IA y el ML, que facilitan desde alertas inteligentes en dispositivos móviles hasta la previsión financiera personal.
La adaptación a estas tecnologías no solo transforma el entorno financiero, sino que también mejora la toma de decisiones en tiempo real, permitiendo a los usuarios prepararse mejor para su futuro financiero.
