Ya se ha hablado cientos de veces sobre la importancia que tienen las redes sociales para la comunicación del SXXI. Y es que si no estás en la red, es como si no estuvieras. Entonces, aquellos que se dedican a convencer, principalmente políticos y empresas deben casi «forzosamente» entrar en este mundo y defender una estrategia clara para comunicarse con su público.
Y lo cierto es que la mayoría de los políticos a nivel mundial ya cuentan con cuentas, las cuáles utilizan fundamentalmente para comunicarse con sus ciudadanos o para expresar sus propias opiniones. Otros, como Chávez o Kitchner, incluso se comunican entre ellos utilizando los mensajes de la red social. Otros, como Calderón, meten la pata hasta el fondo y crean un asunto de Estado confundir dos letras, la «l» y la «b» en la frase: «mensaje abusivo a la Nación» que twitteo en su cuenta.
Pero lo mejor del asunto, viene a la responsabilidad que le confiere a un político el uso de redes sociales a las cuáles está conectada el gran grueso de la ciudadanía, y cuyos mensajes no se analizan con lupa, como ocurre con los comunicados.
Así, más de uno ha metido la pata, y bien, obteniendo en casos consecuencias que le han dejado fuera de juego, o que han tenido que salir terceros a salvarles del malentendido. En este post, se recogen muchas de las meteduras de figuras políticas a nivel mundial e incluso de diplomáticos y periodistas han perdido su puesto por actualizar su estado de Facebook con una opinión «políticamente incorrecta» o por twittear un mensaje que no les ha gustado a los de arriba.
Lo bueno de que los políticos estén en la red es que, además de estar más cerca de los ciudadanos, están al mismo nivel que el ciudadano de a pie, sólo que una metedura de pata de las de ellos, alerta a medio mundo y pone en jacke a todo un ejército de asesores, mientras que la nuestra hará reír a los 15 amigos que nos siguen a diario. Cosas de la fama y de las redes sociales
