Libranda no se libra de su mal cuerpo y peor cabeza

Libranda

Libranda, la plataforma española de difusión de libros electrónicos que se lanzó en fechas recientes al hiperespacio de Internet, va camino de batir records de despropósitos y una candidatura de nuevo cuño en el Libro Guiness de los Récords.

Primero fue la larga fase de anuncio que creó bastante espectación, luego fue su puesta en servicio y sus aparentes defectos de programación que la hicieron inoperativa y ahora su formato de ventas y la política de precios que no parece convencer a casi nadie.

Hasta el punto de que más de un internauta ha hecho correr la idea, descabellada, por cierto de que se trata de una inversión de las editoras de papel para desprestigiar al libro electrónico, al formato y a la industria que nace. Por favor.

No me he quedado parado. Me he dado un paseo virtual por las plataformas de las redes sociales más seguidas y he recogido una cosecha de quejas que pone en letras y en pantallas la opinión de usuarios descontentos.

En Twitter se quejan de que no se publiquen las portadas de los volúmenes para conseguir así identificarlos, algo que parece obvio. Elisabet Cervera  se queja de la raquítica diferencia de precios entre los libros de papel y los mísmos títulos que ofrece la plataforma, para ella 43 céntimos, que la llevan a pensar cual es su opción en ese caso, el papel.

Otras quejas giran en torno a la nula relación con los lectores, no hay recursos en la plataforma que lo permitan. Las quejas de otros internautas es sobre lo complicado que resulta registrarse o que lo único que sale bien parado de su sitio es el diseño, porque el resto no hay por donde cogerlo.

En Internet, ya cuelga un doblaje con mucha gracia de una de las pélículas más taquilleras del cine europeo ‘El hundimiento’, en el que se reproduce las reflexiones de Adolf Hitler sobre Libranda.

Últimos artículos

Scroll al inicio