El fin de semana del 14 de diciembre de 2025 volvió a dejar una escena que se repite demasiado: usuarios denunciando en redes que no podían acceder a la web de Madrid Salud durante varias horas. No por una caída del servidor, ni por mantenimiento programado, sino —según los mensajes compartidos— por un bloqueo asociado a las medidas antipiratería que se activan alrededor de los partidos de LaLiga.
La noticia, en realidad, no es solo que una web municipal quedara fuera de juego. Es el síntoma de un problema mayor: cuando se aplican bloqueos con un “radio” demasiado amplio, el daño colateral deja de ser una excepción y se convierte en un riesgo estructural.
Un servicio público convertido en “daño colateral”
Madrid Salud no es una página cualquiera. Es un organismo municipal que ofrece información y servicios vinculados a salud pública, campañas preventivas, recursos y trámites. Que un ciudadano intente entrar y se encuentre con un bloqueo —aunque sea temporal— tiene un efecto inmediato: frustración, pérdida de confianza y la sensación de que Internet funciona por rachas.
Y ahí está lo más delicado: este tipo de incidentes no se perciben como un problema técnico puntual, sino como un fallo del sistema. Porque si hoy se bloquea una web de salud, mañana puede ser otra cosa.
El patrón de siempre: intermitencias, varias operadoras y redes ardiendo
Según lo comentado por usuarios, el bloqueo no fue “total” todo el tiempo: a ratos la web cargaba, luego dejaba de hacerlo y después volvía. Ese comportamiento intermitente suele ser el peor escenario para cualquiera que no sea técnico: no sabes si tu conexión falla, si es tu dispositivo, si hay una caída o si “alguien” está cortando el acceso.
Las quejas apuntaban también a algo relevante: no parecía un caso aislado de una sola operadora, sino un comportamiento más extendido. Y cuando el mismo síntoma aparece en distintas redes, el ciudadano saca una conclusión lógica: esto no es Madrid Salud, esto es la red.
Cloudflare, otra vez en medio: seguridad vs. bloqueos amplios
El elemento que vuelve a aparecer en este tipo de historias es el mismo: Cloudflare. Muchas webs —también instituciones públicas— usan este tipo de servicios para mejorar seguridad y rendimiento, y para protegerse de ataques o picos de tráfico.
El problema llega cuando las medidas antipiratería se aplican de forma que, en la práctica, terminan afectando a infraestructura compartida o a rutas que no distinguen bien entre un objetivo y un tercero. Resultado: webs legítimas atrapadas en el fuego cruzado.
Y aquí aparece la típica “solución fácil” que circula en redes: “que dejen de usar Cloudflare”. Suena simple, pero no lo es. En 2025, pedirle a una organización que renuncie a capas de protección estándar porque “si no, te bloquean” es casi asumir una derrota: o te proteges y te arriesgas al bloqueo, o no te proteges y te expones a ataques.
El factor partido grande: cuando se sube el volumen, sube el riesgo
Otra idea que se repite en estas situaciones es que los problemas coinciden con franjas de máxima tensión: previas y horas de partidos con mucha audiencia. En este caso, se relacionó el episodio con el refuerzo de medidas horas antes de un encuentro del Real Madrid.
No hace falta entrar en conspiraciones: cuando se incrementa la presión por cortar emisiones ilegales, aumenta la probabilidad de que se “dispare a lo ancho”. Y en Internet, lo ancho casi siempre incluye a inocentes.
El debate real: no es fútbol vs. piratería, es precisión vs. efectos secundarios
La piratería es un problema, sí. Pero el punto clave es otro: cómo se combate.
Si el método escogido puede bloquear webs institucionales, el debate deja de ser “deportivos contra piratas” y pasa a ser “ciudadanos contra fallos sistémicos”. Porque lo que el usuario ve es simple: yo quería entrar en una web municipal y no pude.
En ese momento, el objetivo original del bloqueo da igual. La conversación se desplaza a preguntas incómodas:
- ¿Qué garantías hay de que no vuelva a pasar?
- ¿Quién responde cuando el bloqueo afecta a servicios públicos?
- ¿Por qué el usuario tiene que “pagar” en forma de cortes lo que es una batalla entre industria y piratería?
Lo que piden los usuarios: menos ruido, más control
La reacción en redes suele concentrarse en tres exigencias muy claras:
- Más precisión en los bloqueos para no tocar dominios legítimos.
- Más transparencia: qué se bloquea, cuándo y con qué mecanismos de corrección.
- Prioridad absoluta a servicios críticos: si hay una lista de “intocables”, lo público debería estar arriba.
Porque la pregunta final es la que más incomoda: si esto se normaliza, ¿en qué momento asumimos que ciertos domingos Internet simplemente funciona peor?
Preguntas frecuentes
¿Por qué pueden bloquearse webs legítimas durante medidas antipiratería?
Porque algunos bloqueos se aplican a nivel de red o infraestructura compartida y pueden afectar a servicios que no tienen relación con el contenido perseguido.
¿Qué relación tiene Cloudflare con estos bloqueos?
Muchas webs usan Cloudflare para protección y rendimiento. Si se bloquean rutas o infraestructuras asociadas, pueden caer páginas legítimas que dependen de ese servicio.
¿Por qué se nota más en días de partidos importantes?
Suele haber un refuerzo de medidas antipiratería por mayor demanda de retransmisiones ilegales, lo que puede aumentar el riesgo de bloqueos imprecisos.
¿Qué debería cambiar para evitar que un servicio público quede inaccesible?
Más precisión técnica, mecanismos de exclusión para dominios institucionales y procesos rápidos de corrección cuando aparezcan daños colaterales.