Menéame ha llegado a una cifra que muy pocos proyectos digitales alcanzan: 20 años online. Dos décadas en las que este agregador de noticias y comunidad de debate se ha convertido en un lugar de paso casi obligatorio para varias generaciones de internautas españoles, mucho antes de que las redes sociales dominaran la conversación pública.

En su mensaje de aniversario, el equipo de Menéame ha optado por el tono que mejor les define: humor, ironía y comunidad. Felicitan el cumpleaños “a los que leen, a los que comentan, a los que menean, a los meneados, a los baneados, a los concebollistas, a los que frungen y a los que no”, en una enumeración tan absurda como precisa para describir la fauna digital que ha pasado por la web naranja en estas dos décadas.

De experimento a clásico de la web hispana

Menéame nació en 2005 como un experimento inspirado en los primeros agregadores sociales de enlaces: una mezcla entre foro, sistema de votación y filtro colectivo de noticias. La idea era sencilla: cualquier usuario puede enviar una noticia o enlace; el resto decide, a golpe de votos (“meneos”) y comentarios, si merece llegar a portada.

Con el tiempo, esa mecánica se convirtió en algo más que un sistema de promoción de enlaces. Menéame se transformó en una comunidad con cultura propia, chistes internos, guerras de comentarios memorables y una forma muy particular de seguir la actualidad política, social, tecnológica o cultural en España y Latinoamérica.

Para muchos usuarios veteranos, Menéame fue durante años el lugar donde “se veía Internet antes de que llegara a los telediarios”. Noticias internacionales, filtraciones políticas, escándalos empresariales o pequeñas historias locales pasaban a menudo primero por la portada naranja antes de circular por otros medios.

Una comunidad con personalidad (y mucho carácter)

El texto de aniversario deja claro que Menéame no intenta gustar a todo el mundo. Menciona a “los listos y los tontos, los sosegados y los de la histeria, los mediatizados, los tardígrados y los renegados”. Es una forma de reconocer que la comunidad ha sido siempre diversa, crítica, a veces áspera y con tendencia a la discusión intensa.

Los comentarios han sido, de hecho, la verdadera seña de identidad del sitio. Más allá de la noticia enlazada, la conversación en los hilos ha servido durante años como termómetro de opinión de una parte muy activa de la ciudadanía digital: usuarios que conocían el funcionamiento de la Red, preocupados por la política, la tecnología, las libertades civiles y, por supuesto, por los debates eternos de cualquier bar español trasladados al teclado.

También ha habido polémicas: acusaciones de sesgo ideológico, guerras entre usuarios, críticas a los sistemas de moderación o a los “clanes” de votantes organizados. Menéame nunca ha sido un espacio “neutro”, sino un reflejo bastante crudo y directo de las tensiones y contradicciones de la sociedad conectada.

Código abierto y cultura de Internet

Otro de los rasgos diferenciales de Menéame ha sido su apuesta por el software libre. El código de la plataforma está disponible públicamente, y el proyecto ha servido como caso de estudio para desarrolladores y curiosos que querían entender cómo funciona un agregador social por dentro.

Ese espíritu abierto encaja bien con la filosofía general del sitio: una especie de plaza pública digital donde el valor se genera entre todos, con un fuerte componente comunitario y una identidad visual y cultural que ha permanecido sorprendentemente reconocible durante veinte años.

En un momento en el que las grandes plataformas globales de redes sociales han ido homogeneizando el discurso y priorizando algoritmos opacos, Menéame ha seguido aferrado a un modelo mucho más transparente: votos visibles, karma de usuarios, moderación discutida en público y decisiones editoriales que, nos guste o no, suelen quedar a la vista de todos.

Un aniversario con nostalgia, humor y cierta resistencia

El mensaje por los 20 años tiene también un fondo nostálgico. Habla de “los que están y los que se ausentaron”, un guiño a todos los usuarios que han ido pasando por el sitio desde 2005: algunos siguen activos, otros cambiaron de plataforma, y otros simplemente dejaron atrás aquella etapa.

Pero, sobre todo, el aniversario se celebra con una idea clara: Menéame sigue vivo. No compite en tamaño con los gigantes del social media, pero conserva algo que muchas comunidades envidiarían: memoria colectiva, identidad propia y un estilo reconocible.

En un Internet cada vez más dominado por algoritmos, contenido efímero y plataformas cerradas, que un proyecto como Menéame cumpla 20 años es casi un acto de resistencia cultural. Y, fiel a sí mismo, lo celebra sin grandes campañas de marketing, pero con un mensaje que apela directamente a quienes han dado sentido al sitio desde el primer día: su comunidad.

Entre calvos, pelirrojos, concebollistas, paganos, frikis de la tecnología, comentaristas incansables, lectores silenciosos y meneantes ocasionales, Menéame sopla sus 20 velas recordando que, aunque la web haya cambiado por completo, todavía queda espacio para proyectos que nacieron antes de que las redes sociales lo invadieran todo… y que siguen ahí, con su naranja inconfundible, dispuestos a dar guerra unos años más.

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