Ignorar a tu pareja por mirar el móvil no es inofensivo. Este hábito, cada vez más común, puede causar un aislamiento emocional profundo y deteriorar seriamente los vínculos afectivos.
En plena era de las redes sociales, donde todo pasa a través de una pantalla, el “phubbing” —ignorar a alguien en una conversación para prestar atención al teléfono móvil— se ha convertido en una amenaza silenciosa para las relaciones personales. Y no, no es solo una cuestión de mala educación: es un problema de conexión emocional real.
Según el experto en comunicación de la Fundación Casaverde, Julio García Gómez, “el fenómeno de estar prestando constantemente más atención al teléfono móvil que a la pareja supone un grave riesgo de conflicto y distanciamiento en el ámbito social y familiar”. En otras palabras, mirar el móvil en vez de mirar a los ojos es el nuevo muro que separa a muchas parejas.
El “scroll infinito” y el vacío emocional
TikTok, WhatsApp, Instagram, X (antes Twitter), Threads, YouTube Shorts… Las redes nos atrapan con scrolls infinitos, notificaciones constantes y una necesidad creciente de estar “conectados”. Pero mientras más miramos la pantalla, menos miramos a quien tenemos al lado. Y eso genera un deterioro lento pero constante de la intimidad de pareja.
Durante el verano, este comportamiento se acentúa. Más tiempo libre, más momentos compartidos… pero también más ocasiones para que uno de los dos esté mirando el teléfono mientras el otro espera atención. Las vacaciones, que deberían reforzar los vínculos, pueden convertirse en terreno fértil para el phubbing.
Efectos psicológicos del phubbing en la pareja
Los estudios psicológicos coinciden: el phubbing genera sensación de rechazo, frustración, tristeza y soledad. La persona ignorada siente que no es prioritaria y que cualquier mensaje o publicación externa es más importante que su presencia.
Peor aún: si se convierte en un hábito diario, la pareja puede entrar en una dinámica de desapego emocional, resentimiento y finalmente ruptura. El daño no es inmediato, pero es acumulativo.
¿Cómo frenar el phubbing? Claves para reconectar
Julio García Gómez propone una guía sencilla pero poderosa, que puede marcar la diferencia si se aplica con compromiso:
🧩 Estrategia | 💬 Descripción |
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1. Minutos sin móvil | Reservar cada día momentos de conversación cara a cara, sin pantallas. |
2. Revisión del día | Hablar sobre lo vivido durante la jornada, compartir emociones. |
3. Titulares personales | Anotar y comentar juntos los objetivos y emociones del día. |
4. Planes conjuntos | Debatir en pareja sobre el futuro inmediato: vacaciones, trabajo, familia. |
5. Entrevistas cruzadas | Usar preguntas y respuestas para dinamizar la conversación y conocerse mejor. |
Además, se sugieren normas como zonas libres de móviles, horarios “stop smartphone”, o incluso juegos como el “policía del móvil”, donde quien saque el móvil en una comida tiene que invitar a un café. Pequeños gestos que restauran el equilibrio entre lo digital y lo humano.
¿Y las redes sociales? ¿Son las culpables?
Las plataformas no son las enemigas. De hecho, pueden ser herramientas de conexión y creatividad compartida. El problema surge cuando sustituyen la vida real. Una publicación no vale más que una conversación. Un “me gusta” no sustituye un “te quiero”.
La clave está en usar la tecnología con conciencia y límites. Como en toda relación sana, lo importante es que cada parte se sienta escuchada, valorada y presente. No podemos esperar likes de quien está al lado si lo ignoramos mirando una pantalla.
Un mensaje final: menos scroll, más conexión
La buena noticia es que revertir esta tendencia es posible. Basta con decidir, juntos, que nadie ni nada en el móvil es más importante que el tiempo compartido. Y que una relación fuerte no se construye con emojis, sino con presencia, escucha y afecto reales.
Este verano, antes de abrir una app, pregúntate si estás perdiendo algo más valioso al otro lado de la mesa.