Uno de cada ocho minutos de visualización televisiva en EE. UU. corresponde a YouTube, según Nielsen. Más que una plataforma de vídeos, YouTube es ahora la televisión. Y no juega con las mismas reglas.
En mayo de 2025, YouTube alcanzó una cuota histórica del 12,5 % del tiempo total de visualización televisiva en Estados Unidos, según el informe mensual de Nielsen. Esa cifra, que podría parecer una simple estadística, encierra una realidad monumental: YouTube ya no compite contra la televisión tradicional. La ha sustituido.
Durante décadas, el salón fue dominio exclusivo de los canales lineales y de los operadores de cable. Después llegaron Netflix y otras plataformas de streaming. Hoy, sin embargo, el rey del sofá no es una productora ni una cadena, sino un algoritmo que responde a intereses personales y se despliega desde los servidores de Google. El mando a distancia ha cambiado de manos.
📺 YouTube ya no es un competidor: es el nuevo estándar
El informe de Nielsen sitúa a YouTube por encima de gigantes como Netflix, Disney+ o Hulu. Es la primera vez que una plataforma basada en contenido generado por usuarios (UGC) lidera en Connected TV (CTV) con semejante margen. La plataforma de Google concentra uno de cada ocho minutos de consumo en pantallas grandes, consolidando una hegemonía que redefine los cimientos del entretenimiento doméstico.
Lo más llamativo es que lo hace sin jugar con las mismas reglas: no tiene franjas horarias, no depende de programadores, no responde a reguladores tradicionales. La televisión de YouTube no se ve, se consume. Sin pauta fija, sin control externo, sin límite de inventario publicitario.
“Las marcas que siguen planificando con GRPs y prime time están comprando nostalgia, no alcance”, comenta un veterano ejecutivo de medios. “YouTube ya no es un canal más. Es el ecosistema”.
📊 Más allá del Trending: el algoritmo manda
Mientras consolida su dominio en los televisores, YouTube también está reestructurando su interfaz y estrategia de descubrimiento de contenidos. En julio, la compañía anunció la eliminación de sus pestañas de «Tendencias» y «Trending Now». En su lugar, los usuarios verán listados por categorías específicas en la sección de Charts, que incluirán vídeos musicales populares, podcasts semanales y tráilers de películas.
¿La razón? Cambios en el comportamiento de los usuarios.
“Hace una década, las tendencias eran fácilmente identificables con una única lista viral. Hoy existen microtendencias diseminadas por millones de comunidades y formatos”, explicó YouTube en su comunicado.
La decisión tiene una lógica evidente: el consumo se ha fragmentado algorítmicamente, y las listas virales generalistas ya no son tan útiles. YouTube prioriza ahora las recomendaciones personalizadas, diseñadas para que el usuario siga viendo. La sección de Shorts —su formato vertical estilo TikTok— ya ha demostrado ser uno de los principales motores de retención en la plataforma.
⚠️ Nuevos desafíos: ¿pueden las marcas seguir el ritmo?
Para muchos anunciantes, esta nueva televisión es un territorio desconocido. Los CMOs formados en la era del prime time y los upfronts (compras de espacios por adelantado) siguen sin comprender del todo cómo funcionan las métricas, el targeting o incluso los principios de monetización dentro de YouTube.
Mientras tanto, la audiencia no espera: el 50 % del contenido consumido en TV conectada en EE. UU. ya proviene de plataformas no lineales, y entre los jóvenes ese porcentaje es aún mayor. Los hogares han dejado de diferenciar entre YouTube, Netflix o ABC. Todo es televisión.
📚 Una lección política y cultural
El ascenso de YouTube en el salón también plantea preguntas regulatorias. Durante años, los legisladores estadounidenses y europeos han dirigido su atención a Google como buscador, preocupados por la privacidad, la competencia y el monopolio de la información. Pero en silencio, otro poder crecía: el control del tiempo libre, del entretenimiento, de la narrativa audiovisual.
La televisión ha sido siempre un instrumento de influencia cultural y social. Ahora que ese mando está en manos de algoritmos, la regulación —y la comprensión pública— deben adaptarse. Las campañas electorales, el consumo infantil, la publicidad institucional: todo se juega en este nuevo tablero.
🔍 ¿Y ahora qué?
El futuro de la televisión no es una plataforma, es un protocolo. YouTube no es simplemente el canal más visto: es el entorno que define cómo se produce, consume y monetiza el contenido. En este entorno, los creadores ya no compiten por prime time, sino por retención; no se organizan por parrillas, sino por nichos y afinidades.
Mientras tanto, Netflix sigue apostando por contenido de alto presupuesto, Disney+ por franquicias reconocibles, y TikTok por vídeos efímeros. Pero es YouTube quien ha logrado ocupar el corazón del salón americano, con una propuesta basada en volumen, personalización y comunidad.
La televisión, como la conocíamos, ha muerto. Larga vida al algoritmo.