La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en un componente estratégico de la innovación empresarial. Sin embargo, muchas organizaciones aún se enfrentan a una pregunta clave: ¿por dónde empezar para que la IA genere resultados tangibles y no se quede en una moda pasajera?
Una reciente guía elaborada por OpenAI —y adoptada en metodologías de innovación como las promovidas por Telefónica— plantea un enfoque claro: empezar de forma simple, con la participación de todos los equipos, validando con pruebas de concepto rápidas y midiendo el impacto real antes de escalar.
Involucrar a todos los equipos, no solo a tecnología
Uno de los errores más comunes es delegar la innovación con IA exclusivamente al departamento de TI. OpenAI y otras compañías líderes recomiendan un enfoque transversal: talleres internos, dinámicas colaborativas y mapeo de procesos que permitan identificar “pains” (problemas recurrentes) y oportunidades de mejora detectadas por quienes viven el día a día de cada área.
Un equipo comercial puede detectar tareas repetitivas de prospección que se podrían automatizar; el departamento legal puede encontrar en la IA un apoyo para la revisión de documentos; y marketing puede beneficiarse de asistentes generativos para crear contenido.
Prototipar con herramientas accesibles
La adopción inicial de IA no exige una inversión millonaria ni desarrollos complejos. Existen herramientas que permiten probar y validar en cuestión de días:
- ChatGPT (OpenAI): generación de textos, resúmenes de documentos, borradores de propuestas comerciales o respuestas automatizadas a clientes.
- Claude (Anthropic): análisis de información extensa, resúmenes con contexto legal o empresarial, y soporte en la redacción técnica con un enfoque más conversacional.
- Perplexity: búsqueda y análisis de información con referencias verificadas, ideal para estudios de mercado o investigación rápida.
- DeepSeek: análisis de datos a gran escala y generación de respuestas optimizadas para entornos técnicos o de negocio con foco en eficiencia.
Combinadas con plataformas de automatización como Zapier o Make, estas herramientas permiten conectar la IA a flujos de trabajo existentes y medir su impacto sin desarrollar código desde cero.
Construir una narrativa clara y empática
La implantación de IA no solo es un cambio tecnológico, sino también cultural. La comunicación interna debe explicar por qué se adopta IA, qué beneficios concretos se esperan y cómo se gestionarán los cambios.
Sin una narrativa bien construida, las iniciativas corren el riesgo de generar desconfianza o resistencia interna. Aquí es clave presentar la IA como un complemento que libera tiempo y aumenta la calidad del trabajo humano, no como una amenaza al empleo.
Empezar por un “quick win”
La recomendación para las primeras pruebas es seleccionar un caso de bajo riesgo, con datos fácilmente accesibles y resultados medibles. Ejemplos:
- Automatizar la clasificación de correos de atención al cliente con ChatGPT o Claude.
- Usar Perplexity para elaborar informes semanales de tendencias en el sector.
- Implementar DeepSeek para analizar grandes volúmenes de datos internos y detectar patrones de mejora operativa.
Una vez validado el piloto, se documenta el impacto (tiempo ahorrado, reducción de errores, mejora de satisfacción del cliente) y se comunica internamente para inspirar nuevos proyectos.
Crear comunidad interna de IA
El siguiente paso es fomentar un grupo de embajadores de IA dentro de la empresa. Este equipo piloto comparte mejores prácticas, forma a otros empleados y explora nuevas integraciones.
El objetivo es desarrollar capacidades internas sostenibles, evitando depender únicamente de proveedores externos. La cultura de curiosidad y mejora continua es tan importante como la tecnología en sí.
De la oportunidad a la acción
La filosofía central es que la IA no se adopta por moda, sino por su capacidad de resolver problemas reales. Esto implica método, visión y compromiso.
El éxito no está en usar el modelo más avanzado del mercado, sino en lograr que la herramienta se integre de forma orgánica en los procesos y que los resultados sean medibles y sostenibles.
En palabras de la propia guía de OpenAI: “La IA no lo hace sola. Hay que ayudarla para que pueda ayudarnos”.
Preguntas frecuentes
¿Qué herramienta de IA es mejor para empezar en mi empresa?
Depende del caso de uso. ChatGPT y Claude son muy versátiles para generación y análisis de texto, Perplexity es ideal para investigación con fuentes verificadas, y DeepSeek es potente en análisis de datos a gran escala.
¿Es necesario contratar desarrolladores para comenzar?
No siempre. Muchas pruebas de concepto pueden realizarse con herramientas no-code o low-code, reduciendo tiempos y costes.
¿Cómo medimos el éxito de un piloto de IA?
Definiendo métricas claras antes de empezar: tiempo ahorrado, reducción de errores, satisfacción del cliente o aumento de la productividad.
¿Qué riesgos hay si la IA no se gestiona bien?
Desde pérdida de confianza interna hasta uso indebido de datos. Por eso es clave establecer políticas claras, garantizar la seguridad y supervisar siempre los resultados.