La evolución tecnológica y las decisiones políticas de las últimas cuatro décadas han transformado drásticamente la manera en que las personas realizan pagos. La creciente prevalencia de métodos de pago sin efectivo plantea una pregunta crucial: ¿realmente gastamos más cuando utilizamos métodos de pago digitales en lugar de dinero en efectivo? ¿Si dejasen se funcionar los medios de pago online y tarjeta que haríamos sin alternativas?
Un reciente estudio académico realizado por tres investigadores de las universidades australianas de Adelaide y Melbourne ha abordado esta cuestión. A través de un metaanálisis de 71 estudios diferentes sobre los hábitos de gasto de los consumidores según los métodos de pago utilizados, este estudio, publicado en el Journal of Retailing, ofrece una visión detallada del «efecto sin efectivo» y su variabilidad según diferentes situaciones y factores contextuales.
El «efecto sin efectivo» se refiere al fenómeno en el que los consumidores tienden a gastar más cuando utilizan métodos de pago digitales (como tarjetas de crédito, débito y pagos móviles) en comparación con el uso de efectivo. Esta tendencia se atribuye principalmente a la teoría del menor «dolor de pago», que sostiene que la experiencia psicológica de desembolsar dinero en efectivo es más dolorosa que realizar un pago digital, lo que reduce las barreras al gasto.
Principales Conclusiones
- Gasto Incrementado con Pagos Digitales: El estudio confirma que, en promedio, los consumidores tienden a gastar más cuando utilizan métodos de pago sin efectivo. La comodidad y facilidad de uso de los pagos digitales parecen incentivar un aumento en el gasto del consumidor.
- Consumo Visible vs. Prosocial: El aumento de gastos sin efectivo es más pronunciado en situaciones donde las compras se realizan para mostrar estatus social, como en el caso de productos de lujo. En contraste, el efecto es más débil en situaciones de consumo prosocial, como donaciones y propinas, donde el objetivo es ayudar a otros.
- Crecimiento Económico: El aumento del gasto sin efectivo tiende a ser más notable durante períodos de crecimiento económico. En tiempos de bonanza, los consumidores se sienten más optimistas y menos preocupados por las implicaciones financieras de sus compras.
- Debilitamiento a lo Largo del Tiempo: A pesar de la prevalencia del «efecto sin efectivo», el estudio sugiere que este efecto disminuye con el tiempo. A medida que los consumidores se familiarizan con los métodos de pago digitales, la diferencia en la percepción del dolor de pago entre efectivo y digital se desvanecen.
- Impacto en Presupuestos Personales: El uso de pagos digitales puede dificultar la gestión del presupuesto personal, ya que los consumidores son menos conscientes de su gasto total. Esto puede llevar a una menor disciplina financiera y a un aumento en las deudas personales.
- Incentivos de los Proveedores de Pago: Las compañías que facilitan pagos digitales a menudo ofrecen incentivos, como recompensas y programas de puntos, que pueden influir en los consumidores a preferir estos métodos y, en consecuencia, gastar más.
- Adaptación del Comercio: Los comercios están adaptándose rápidamente a la preferencia por pagos digitales, incentivando aún más su uso mediante descuentos y promociones exclusivas para pagos sin efectivo.
- Implicaciones para la Política Monetaria: El cambio hacia una economía sin efectivo puede tener implicaciones significativas para la política monetaria y la regulación financiera, afectando la manera en que se manejan y supervisan las transacciones económicas.
El estudio demuestra que, aunque los métodos de pago digitales ofrecen comodidad y eficiencia, también pueden influir significativamente en los hábitos de gasto de los consumidores, con implicaciones tanto a nivel personal como económico. A medida que avanzamos hacia una sociedad cada vez más digital, es crucial entender y gestionar estos efectos para fomentar una economía saludable y sostenible.