Recuerdo que no hace tanto que pocos eran los que daban un solo duro por la venta a través de Facebook. Consideraban que la red social no era una plataforma de e-commerce válida, y ahora tienen que dar marcha atrás con sus palabras, porque la red social ha demostrado su poder no solo como plataforma visual para tiendas virtuales, si no también cuánto pueden ser de interesantes las recomendaciones entre amigos para que la compra se efectúe finalmente.
La compra de regalos, tanto los que son virtuales, es decir, los que no se reciben físicamente, como los que son de verdad, ha crecido en el último año en Facebook de forma exponencial, dejando al descubierto lo importante que es que un amigo pueda enterarse por ejemplo de nuestro cumpleaños, así como las recomendaciones que hacen nuestros contactos de lo que comprar, o dónde comprarlo.
Sin duda, puede que yo sea muy pro-social media, pero la realidad es que el futuro del comercio, tanto del propiamente tradicional, como del virtual, pasará por las redes sociales, y por eso, el pequeño comercio debería plantearse desde ya estar ahí, porque si ya la crisis hace mella, y las grandes compañías se llevan por delante a las pequeñas por los precios a los que venden, si logran tomar el dominio en Facebook sin que el resto hagan nada, están casi condenados a la extinción. Por muy pesimista que parezca la tesis…
