Ni las redes sociales ni las páginas inactivas acabarán con las webs

Internet, en sus orígenes, era un lugar sin páginas web de uso reducido solo al alcance de académicos e investigadores. La aparición de las tres «w» en 1989, marcó un antes y un después en la red de redes. Desde entonces, internet se ha convertido en el lugar perfecto para compartir todo tipo de información, llegándose a convertir en una biblioteca universal de conocimiento.

Desde ese día, y 32 años después, en enero de 2021 se contabilizaban más de 1.200 millones de páginas, aunque no todas se actualizan de la forma que deberían. Todas esas páginas que se mantienen sin actualizar, están siendo eliminadas de los principales buscadores, lo que dificultará poder encontrarlas. El problema es que muchas de esos portales siguen mostrando información que son de mucha utilidad.

Así las cosas, ¿qué futuro les espera a las tres w? A la inactividad de muchas de las páginas, se suma que, en la actualidad, no son las únicas herramientas que se utilizan para conectarse con otros o consultar documentos en internet. Las redes sociales, por ejemplo, tienen un uso similar. Sin embargo, los expertos no creen que estas supongan una amenaza para la web. «Seguirá siendo el medio más importante para la comunicación de las personas durante décadas», apuesta Córcoles, mientras que Navarro afirma que sobrevivirá «mucho tiempo» porque, dice, «la información que se busca va mucho más allá de lo que ofrecen las redes sociales».

Acceso a internet: ¿un derecho universal?

Cuando Berners-Lee creó la primera web, que, al verse en las pantallas de fósforo verde de entonces, aparecían las letras en ese color sobre fondo negro, promulgó que su objetivo era la «recuperación de información» para «dar acceso global a un gran universo de documentos». Y es él mismo el que se muestra preocupado con esta previsión, porque tres décadas después de aquel momento, y sin menospreciar su propio invento, las páginas web solo llegan a la mitad de la población mundial, según los datos de la International Telecommunications Union.

El profesor de la UOC César Córcoles considera que el acceso a la web está «bastante mal distribuido»: en Europa es del 88 % y en África, del 28 %, según el último informe de la citada entidad. «Aun sin ser universal, sí podemos decir que la web ha dado acceso a ese universo de documentos a prácticamente cuatro mil millones de personas; un logro colosal», remarca, sin perder de vista que ahora lo que falta es «dar acceso a la otra mitad».

En esa tarea está embarcado Berners-Lee a través de la Web Foundation, de la que es cofundador. El creador de las tres w cree que poder entrar en una página web debe ser uno de los «derechos humanos». Y es que llegar a ellas puede darnos, asegura Navarro, «inmediatez» y «libertad». El docente pone como ejemplo la reserva de un viaje presencialmente en una oficina, con su horario de apertura y el tiempo que tarde en realizarse la gestión, o, desde casa, «con muchas más fuentes» a las que acudir en la web para informarse o contratar servicios. «Más rápido, más ameno y a nuestro ritmo», resume.

Avances y retos

Para llegar a las páginas que se fueron creando desde los años noventa, los navegadores fueron clave, explican los expertos. «Han sido la piedra angular de la explosión del uso de WWW, sobre todo a partir del año 2000», asegura Navarro. Netscape Navigator, Internet Explorer, Firefox y, más recientemente, Chrome, y la competencia entre ellos, señala Córcoles, han sido los responsables de que haya sido más fácil encontrar la información que los usuarios buscamos en internet.

En 32 años también han cambiado otras cosas, como la velocidad, la capacidad y los dispositivos que utilizamos. Los móviles, tabletas u ordenadores actuales son, advierte Córcoles, «millones de veces más potentes que los que teníamos en 1989». Y también la agilidad con la que navegamos, ya que, en nuestras manos, a través de los teléfonos, añade, «tenemos más ancho de banda que el que tenía Berners-Lee en un centro de investigación tan avanzado como el CERN», donde se gestó la primera web. Los dispositivos móviles han aumentado el consumo de webs porque «permiten su uso en cualquier momento y lugar», añade Navarro.

También han surgido nuevas preocupaciones sobre el uso de las webs, como la seguridad. «Cuando cada vez más partes de nuestra vida circulan por la web, debemos proteger esos datos», propone Córcoles, apostando por que nuestras comunicaciones sean «seguras» y «privadas». Navarro añade que la información que consultamos en las páginas debería ser «veraz» y «de calidad» para evitar que algunos puedan «manipular y sesgar la opinión de los ciudadanos». Para los expertos está claro que las tres w tienen mucho futuro por delante, tanto que Córcoles recuerda que hace tres décadas su creador no se imaginaba lo que haríamos hoy con ellas. Así, los cambios que habrá en 2053, 32 años desde el día de hoy, dice, «son igual de imposibles de anticipar».

Leyre Artiz
Comunicación de la Investigación y Medios

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