Cuando la sátira se convierte en herramienta de depuración: un desarrollador de C++ lanza un guiño (con fugas incluidas) a la comunidad Rust
En la eterna rivalidad entre C++ y Rust, una nueva pieza ha encendido tanto el debate técnico como el humor entre programadores. Se trata de un artículo publicado por el ingeniero Mamadou Babaei titulado, sin medias tintas: “Rust Devs Think We’re Hopeless; Let’s Prove Them Wrong (with C++ Memory Leaks)”. El texto, que ya circula como una joya entre el sarcasmo y la pedagogía, celebra con descaro las fugas de memoria intencionadas como un acto de resistencia existencial del mundo C++.
Sí, has leído bien: en plena era del borrow checker y del «memory-safe by design», alguien ha escrito —y compartido— un tutorial de C++ que genera contraseñas en bucle usando new
… y olvidando delete
.
Un manifiesto de humor oscuro… con punteros crudos
Babaei no ha publicado un simple fragmento de código. Lo suyo es un manifiesto cómico-existencial. Comienza burlándose del cliché que los «Rustaceans» tienen sobre los desarrolladores de C++: una especie de sacerdocio antiguo marcado por el trauma generacional desde malloc
hasta free
. “Para ellos, cada línea de C++ es como jugar a la ruleta rusa… pero con las seis balas cargadas de comportamiento indefinido”, escribe.
En lugar de defender C++ con cifras o benchmarks, decide contraatacar con ironía: muestra cómo escribir código que fuga memoria —intencionadamente— como acto pedagógico. Y, por si acaso, también ofrece una versión que usa _CrtDumpMemoryLeaks()
de Microsoft para que al menos puedas rastrear las pérdidas antes de que se hunda tu proceso.
Choque de culturas: seguridad frente a control
La pieza de Babaei, aunque satírica, expone de forma brillante el abismo ideológico que separa a Rust de C++. El primero aboga por un modelo de propiedad férreo, donde la seguridad en tiempo de compilación lo es todo. El segundo defiende el control absoluto del programador, aunque eso implique poder romperlo todo.
Rust es para quienes prefieren tener un cinturón de seguridad imposible de quitar. C++ es para quienes prefieren ir sin airbag porque “conducen mejor sin él”. Babaei representa a los segundos, con una sonrisa sardónica y una pila de punteros colgando por ahí.
El ecosistema responde
El artículo, compartido en Reddit, Hacker News y foros como Dev.to, no ha dejado indiferente a nadie. Algunos lo ven como un soplo de aire fresco. Otros como una confirmación de por qué Rust “es necesario”.
Un usuario de Hacker News escribió: “Esto es exactamente lo que me hace amar y odiar C++ al mismo tiempo. Es como una motosierra con esteroides: puedes construir una catedral o cortarte la pierna.”
Veteranos del lenguaje coinciden: C++ sigue impulsando infraestructuras críticas, desde sistemas de trading de alta frecuencia hasta firmware embebido. “No es que ignoremos los errores de memoria: es que llevamos décadas bailando con ellos”, resumió otro lector.
Mucho más que un meme
Bajo la sátira, el mensaje es claro: C++ sigue vivo, y no va a ninguna parte. La industria lo sigue utilizando en miles de escenarios donde la eficiencia lo es todo. C++23 y las futuras propuestas de C++26 demuestran que el lenguaje está lejos de estar estancado. Y lo que es más importante: sigue formando parte del núcleo de la computación moderna.
Pero Babaei no solo busca provocar sonrisas. El tutorial también tiene vocación educativa. Muestra prácticas de depuración con _CrtDumpMemoryLeaks
, y cómo usar macros como DEBUG_NEW
para identificar en qué línea concreta se ha fugado la memoria.
Una sátira con fondo técnico
El artículo va más allá de la parodia. Babaei explica los mecanismos de seguimiento de memoria de forma casi infantil (“ELI5” – Explain Like I’m Five), comparándolos con piezas de LEGO vigiladas por una “cámara mágica”. Lo que logra es quitarle solemnidad a un problema técnico complejo y devolver al aprendizaje su componente lúdico.
En resumen, lo que defiende es que los programadores no necesitan una niñera en el compilador, sino conciencia, responsabilidad… y quizá una pizca de humor negro para sobrevivir en este oficio.
¿Un mundo sin free
?
Por supuesto, Babaei no aboga realmente por escribir código con fugas. De hecho, ofrece una segunda versión de su programa donde se activa la detección automática de pérdidas de memoria y se sugiere cómo aislar asignaciones problemáticas. Pero todo está envuelto en un envoltorio de provocación irónica que, lejos de espantar, conecta con la nostalgia de muchos desarrolladores.
Después de todo, ¿quién no ha pasado horas con Valgrind, gdb o simplemente mirando fijamente el código esperando entender por qué explota?
Lo que nos enseña este experimento
Hay lecciones profundas en esta burla bien intencionada:
- Rust no es el fin de C++, sino una alternativa moderna con foco en seguridad. Pero no todos los contextos necesitan ese nivel de protección por defecto.
- C++ aún tiene mucho que enseñar, especialmente a quienes se preocupan por lo que sucede “debajo del capó”.
- El conocimiento de bajo nivel sigue siendo valioso, incluso en una época de modelos de lenguaje, compiladores inteligentes y frameworks que hacen todo por nosotros.
- El humor técnico es una herramienta poderosa para aprender, conectar y recordar que, detrás de cada error de segmentación, hay un humano intentando aprender.
Reflexión final: ¿Guerra o coexistencia?
Este tipo de debates suelen encender las trincheras: “Rust es el futuro”, “C++ es irreemplazable”, “todo lenguaje que necesita un compilador de 2 GB está roto”, “si usas punteros crudos en 2025 deberías estar en la cárcel”, etc.
Pero lo cierto es que ambos lenguajes tienen lugar en el ecosistema. Rust es maravilloso para quienes priorizan la seguridad y la prevención proactiva. C++ sigue siendo imprescindible en miles de sistemas donde la estabilidad y la compatibilidad lo hacen insustituible.
Conclusión: elige tu herramienta, no tu religión
No se trata de escoger bandos, sino de entender el contexto. No todo software necesita Rust, y no todo sistema puede seguir siendo C++. El verdadero valor está en dominar las herramientas y elegir la correcta para cada caso.
Y si un día te apetece escribir un programa con una fuga de memoria solo para recordar por qué amas —o temes— C++, adelante. Como diría Babaei: “Hazlo por la ciencia. O por el caos. Pero hazlo con estilo.”
Nota del editor: Puedes consultar el proyecto original y el código fuente, y ver la extensión completa del artículo en babaei.net. Para quienes busquen aprender con una sonrisa y unos cuantos punteros colgantes.