Las marcas que engloban todo el turismo de un gran país como por ejemplo el nuestro, España, suelen actuar como una gran forma de promoción a nivel internacional. Pero esto es así cuando hablamos de una promoción clásica, ya que la promoción en las redes sociales requiere otras características para llevarla a buen fin y es estructuralmente diferente a la promoción clásica.
Así, las redes sociales exigen historias concretas, lugares concretos y vivencias concretas. Es decir, que de nada vale gastarse millones en promocionar España, como una única nación, porque el turista no entiende a una España igual desde Galicia hasta Valencia. El turista lo que quiere encontrar en las redes sociales es una comunicación local que le permita descubrir los rincones de España y que le permita compartir sus vivencias de ese lugar concreto en dónde han estado.
Por tanto, si la marca Spain se gasta millones en promocionarse en internet como marca única y deja de lado al resto de «mini-marcas» que engloba, la comunicación en redes sociales fallará y no se conseguirán los objetivos que se habían buscado.