El lector editor en línea contra la piratería digital

Una corriente de editores de e-books se esfuerza en luchar contra la piratería de sus títulos digitales y creo que circula por la acera equivocada. Venden sus títulos y, al mismo tiempo, abruman a los usuarios contra la lectura indiscriminada de los volúmenes en régimen de intercambio.

Para mí, es algo así como señalar con el dedo el mal proceder de los lectores que comparten con sus allegados los títulos que les han fascinado. Cuando comparten los e-readers y su contenido con quienes saben apreciar la buena literatura.

¿Acaso no lo hemos hecho siempre? Quiero decir, que, una vez que un título de papel nos ha gustado, ¿no se lo damos a leer a los conocidos para compartir la experiencia?

Tradicionalmente, se ha considerado que la vida útil de un libro de papel es de diez ojos, cinco personas por término medio, que viven la experiencia de la misma lectura.

Algunas distribuidoras editoriales, como Barnes & Noble, sin embargo, han ido más allá. Se han dado cuenta de el préstamo de títulos forma parte de la vivencia del producto cultural e-book para la que existe un referente evidente, el viejo libro de papel.

No se plantean ir contra los hábitos del lector de e-books, sino proponerle plataformas online para el intercambio controlado de títulos. Tal vez las oportunidades no estén en ser eficaces y castigadores con la piratería más técnica, sino en ser adaptativos.

Proponer ofertas y cambios de tarifas tan rápido como lo permite la tecnología en línea, reunir bibliotecas de títulos y temáticas afines que capten el interés del lector o utilizar los mismos sistemas de información editorial para propuestas que muevan al lector activo en la línea del la web 2.0. La que moviliza al lector como editor singular.

El lector editor en el camino contra la piratería digital.

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