En 1991, desde las instalaciones del CERN en Suiza, Tim Berners-Lee lanzaba al mundo su protocolo HTTP, sentando las bases de lo que hoy conocemos como la World Wide Web. Han pasado 35 años desde aquel hito que cambió para siempre la forma en que nos comunicamos, trabajamos y accedemos a la información. En este tiempo, la web ha evolucionado de manera exponencial, convirtiéndose en una herramienta indispensable en nuestras vidas. Sin embargo, su creador muestra cierto descontento con algunos aspectos de esta evolución.
En una reciente entrevista, Berners-Lee reflexionó sobre el camino recorrido por su creación en estas tres décadas y media. Si bien en un principio el tráfico al primer sitio web de la historia se duplicaba cada cuatro meses, evidenciando el potencial de crecimiento de la WWW, ahora el científico británico se sorprende y, en ocasiones, se muestra descontento con ciertos desarrollos.
Uno de los puntos que genera mayor preocupación en Berners-Lee es el papel de las redes sociales y la gestión de los datos personales. Según él, los algoritmos de inteligencia artificial que personalizan los timelines de estas plataformas han provocado que la gente «se sienta llena de odio». Además, considera que la facilidad para producir contenido en redes sociales y crear nuevos sitios web y blogs ha llevado a un «desempoderamiento» de las personas y las empresas, así como a una pérdida de control sobre nuestros propios datos.
Estas reflexiones encuentran eco en las palabras de Mark P. McCahill, inventor de las URLs y del protocolo Gopher, tecnología líder en Internet antes de la irrupción de la WWW. McCahill explicaba que mientras ellos pensaban en la web como una biblioteca, muchos otros la veían como una gran plataforma para la publicidad y los negocios. «No lo entendimos hasta que el balón llevaba ya un tiempo en juego», admitía, al tiempo que se mostraba aliviado de que Gopher perdiera frente al HTTP, evitando así tener «cosas como Facebook y su plataforma de vigilancia cargando directamente sobre mi conciencia».
A pesar de estas preocupaciones, Berners-Lee mantiene un optimismo cauteloso sobre el futuro de la web. En este sentido, lanza cuatro interesantes predicciones:
- Auge de los asistentes personales de IA: Berners-Lee pronostica una revolución en la interacción humana con la web, mediada por asistentes personales de inteligencia artificial que nos ayudarán en tareas cotidianas y asumirán diferentes roles profesionales.
- Propiedad y control total de nuestros datos: El científico propone que los usuarios gestionen sus datos en «pods» digitales, espacios personales online donde mantendrán el control total y la propiedad de su información, al margen de las grandes compañías tecnológicas. Una idea que él mismo está desarrollando a través de su startup Inrupt y el protocolo Solid.
- ¿El fin de una gran tecnológica?: En una audaz predicción, Berners-Lee plantea la posibilidad de que uno de los actuales gigantes tecnológicos sea desmantelado en un futuro próximo debido a presiones regulatorias y la necesidad de fomentar la competencia en el mercado digital. Aunque muchos lo ven poco probable, la reciente Ley de Mercados Digitales de la UE apunta en esa dirección.
- Un nuevo entorno digital inmersivo: El creador de la WWW vislumbra una web que se extiende hacia experiencias de realidad virtual y mixta, fusionando los mundos físico y digital en una «computación espacial» que transformará radicalmente nuestra interacción con el entorno digital.
En definitiva, 35 años después de su nacimiento, la World Wide Web se encuentra en un punto de inflexión. Su creador, Tim Berners-Lee, aunque crítico con algunos aspectos de su evolución, mantiene la esperanza en un futuro donde los usuarios tengan mayor control sobre sus datos, la competencia sea más justa y la experiencia digital se vuelva más inmersiva e integrada en nuestras vidas. El tiempo dirá si estas predicciones se cumplen, pero lo que es innegable es el profundo impacto que la WWW ha tenido y seguirá teniendo en nuestra sociedad.
